El viernes pasado tuve la suerte de hablar con un militar colombiano que estuvo diez años secuestrado por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y un ex guerrillero de este mismo grupo armado. Fue una experiencia única ver, alrededor de una misma mesa, a víctima y verdugo. Fue un acto organizado por la Fundación Alternativas, a la que agradezco la oportunidad que nos dieron a un grupo de periodistas de obtener estos testimonios de primera mano. Si pincháis aquí, podréis leer el artículo completo que he escrito en Atenea Digital. No tiene desperdicio. Os avanzo los primeros párrafos:
William Humberto Pérez pasó 10 años de su vida secuestrado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Su liberación se produjo en 1998 durante la Operación Jaque de las Fuerzas Militares de Colombia, la misma en la que fue liberada Ingrid Betancourt. En el momento de su secuestro era cabo 1º con la especialidad de auxiliar de enfermería; ahora es sargento 1º y forma parte del Programa de Atención Humanitaria al Desmovilizado del Ministerio de Defensa Nacional de Colombia.
A Reinel Alfredo Úsuga las FARC lo reclutaron con 13 años, en 1996, y pasó 18 sirviendo a una causa en la que pronto dejó de creer. Hace dos meses decidió desmovilizarse junto con otros diez miembros de la compañía de las FARC de la que él era comandante. Ahora es uno de los ex guerrilleros que forman parte del Programa en el que está el sargento 1º Pérez.
Aunque de diferente manera y con diferentes objetivos, a ambos les robaron una parte de sus vidas. Ahora recuerdan esos años perdidos, cargados de dolor y sufrimiento, de una manera diferente. William insiste en que no guarda "rencor" a sus captores; Reinal baja la mirada cuando se le pregunta por su etapa como miembro de las FARC y afirma que "pasará mucho tiempo" hasta que olvide lo sucedido. "Hay cicatrices mentales muy difíciles de borrar", asegura.
Antes eran enemigos; ahora les une un proyecto común, y así lo han explicado esta mañana durante un encuentro informativo organizado por la Fundación Alternativas. Aunque las huellas de su pasado se reflejan en sus semblantes, tanto William como Reinel se muestran optimistas con respecto al futuro. El sargento primero ha rehecho su vida (se ha casado y tiene hijos) y Reinal trabajará con su padre en Colombia cuando concluya su paso por el Programa. Sus testimonios son estremecedores. (Seguir leyendo).
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