"Sin unos ideales éticos

"Sin unos ideales éticos, un periódico podrá ser divertido y tener éxito, pero no sólo perderá su espléndida posibilidad de ser un servicio público, sino que correrá el riesgo de convertirse en un verdadero peligro para la comunidad".
Joseph Pulitzer

lunes, 13 de julio de 2015

¡Hasta siempre, capitán Casillas!

Allá donde vayas yo diré: "¡Estoy contigo!"

Hacía tiempo que no actualizaba el blog y ya tenía remordimiento de conciencia, la verdad. Ni siquiera he incluido los últimos éxitos de nuestros karatecas, que los podéis ver en la página web de la Real Federación Española de Karate, en la que ahora ejerzo como jefa del Departamento de Comunicación y Protocolo. Pero ayer y hoy se ha 'removido' algo en mi interior que me ha llevado a escribir estas palabras.

Siempre, desde niña, me sentí muy identificada con los porteros de fútbol 'grande'. De hecho, mi afición por el fútbol estuvo ligada a Arconada, al que siempre admiré; con el que lloré, sobre todo cuando, en la Eurocopa del 84 (yo sólo tenía 11 años), Platini le marcó aquel gol inexplicable que le pasó por debajo y que todavía permanece en la memoria de muchos... pero pocos se acuerdan de que fue gracias a Arconada por lo que llegamos a aquella final.

La memoria, en muchas ocasiones, es frágil; y las personas, en bastantes ocasiones, son desagradecidas. No es mi caso. Estas líneas van dedicadas a ti, capitán, San Iker... porque para mí siempre serás el mejor portero del mundo (y los títulos que gracias a ti hemos conseguido en el Real Madrid y en la Selección Española te avalan). ¡Que conste que me cuesta dejar a Arconada en un segundo plano... pero, al César lo que es del César!

Nunca, como han hecho otros, te he pitado ni he criticado cuando has tenido, como todos, algún fallo. Siempre te he defendido, capitán. ¿Y sabes por qué? Porque recuerdo los penaltis contra Italia en la Eurocopa, tu mano extendida y tu cuerpo estirado para defender, como nadie lo había hecho y dudo que lo haya, la portería de España y del Real Madrid.

Siento que te vayas del Club Blanco, capitán, porque creo que, en su momento, 'alguien', de cuyo nombre ni quiero acordarme, arruinó tu brillante carrera deportiva. Fueron muchos los 'buitres desagradecidos' que antes te habían ensalzado y que, de repente, comenzaron a silbarte y a 'hurgar en tus heridas'. ¿Dónde estaba entonces San Iker? ¡Qué envidia me ha dado, en muchísimas ocasiones, la afición del Atlético de Madrid! Para mí, la mejor que existe en los terrenos de juego.

Tú querías quedarte en el Real Madrid, en tu Madrid, pero algunos de 'tus' madridistas han ido acabando poco a poco contigo. Ver tu rostro en el campo cuando te silbaban, me hacía sufrir. No, Iker Casillas, tú no te merecías eso. Ni tampoco irte del Club Merengue. Porque un portero tan grande como tú puede perfectamente retirarse en el equipo que le vio 'nacer' como deportista. Y me vienen muchos nombres a la cabeza... El propio Arconada se retiró en su club Txuri Urdin.

Ahora te marchas, pero hazlo con la cabeza bien alta, capitán, porque han sido tantas las alegrías que nos has dado a los madridistas y a todos los españoles, que lo demás sobra. Me has emocionado estos días con tus lágrimas; he empatizado contigo, sintiendo tu marcha como una 'perdida'; pero igual que tú has dicho que allá donde vayas seguirás diciendo "¡Hala Madrid!", allá donde tú estés como cancerbero, yo diré: "¡Estoy contigo, mi capitán!".