Hace unos días hablé con una amiga que conocí hace años durante un viaje a Polonia. Me contó cómo la crisis económica había arruinado su negocio y la desesperación que había en su casa. Isabel (así se llama mi amiga) me pidió ayuda. "No te preocupes -le dije-, la gente se enterará de la injusticia que están cometiendo con vosotros". Y, por ese motivo, mi entrada de hoy es la carta que su marido, Josep María, me ha escrito para contarme la situación en la que se encuentran. Quiero ayudarles y sé que van a salir de ésta. Pero necesito que todos los que estáis ahí (mis seguidores en Twitter, Facebook y en este propio Blog) difundáis esta información de la que yo me hago eco... porque, si no, ¿para qué estamos los amigos? Ésta es la carta de Josep María. ¿No os parece tremendo lo que cuenta en ella?
Hola a todos:
Ante todo, un apreciado y caluroso saludo desde Mollerussa, antes de explicar el motivo de mi total desilusión con el sistema actual (Seguridad Social y Gobierno), ya que creo que se está cometiendo conmigo una total injusticia.
Mi situación actual es la siguiente: durante 43 años (mi edad actual es de 66) he estado cotizando como trabajador autónomo, ya que a la temprana edad de 23 años formé una empresa en la que tenía unos 60 trabajadores. Me dedicaba a la carpintería industrial y, en los últimos 10 años, trabajé para constructores y promotores... hasta que la famosa crisis se lo llevó todo por delante.
Mi familia y yo quedamos totalmente arruinados. Me vi incapaz de poder hacer frente a ningún tipo de deuda (ni siquiera a la Seguridad Social, tanto mía -como autónomo- como la de mis trabajadores) ya que pensé que lo mejor era pagar primero las nóminas. Esto ocurrió entre 2007 y 2008.
En noviembre de 2010 cumplí 65 años y pedí la jubilación, pero la Seguridad Social me dijo que antes de cobrar la pensión tenía que pagar la deuda de la desaparecida empresa, ya que me habían desviado a mí dicha deuda como persona física (en virtud de una ley del año 2006).
Después de muchos intentos con la Seguridad Social, preguntándoles si pesaban más los últimos tres años que mis 40 años de cotización (siempre coticé sin fallar ningún mes), no me hicieron ni caso. Me dijeron que no era problema de ellos y que había que pagar... y punto. No querían saber nada más.
Mi familia y yo (tengo una hija menos de edad) nos hemos quedado en la más absoluta de las miserias, ya que mi mujer también es autónoma y no hay nada que funciones. Y, con la edad que tenemos, ¿dónde vamos a trabajar?
He creado mucha riqueza durante los años buenos y he colaborado a aguantar a toda esta Administración y a este sistema, ¿y qué es lo que recibo ahora? Tengo que decir que considero una total injusticia lo que están haciendo conmigo y lo que está pasando en este país. Es imposible creer lo que está pasando.
Atentamente:
Josep María Civit.