Carme Chacón ha vuelto a dar un paso al frente y ha decidido que ya es hora de que los cuatro F-18 y el submarino español que participan en la misión de Libia regresen a España. Ya no tiene nada que perder, habida cuenta de que las encuestas dan por ganador al Partido Popular en las elecciones del próximo 20 de noviembre. No tiene nada que perder de cara al resto de países aliados (aunque eso nunca le ha importado mucho) porque no repetirá al frente del Ministerio de Defensa y, en cambio, algo podría ganar de cara al electorado.
La ministra de Defensa, que ya se desmarcó de sus homólogos de la OTAN en el año 2009 cuando decidió la retirada de las tropas españolas desplegadas en Kosovo, lo ha vuelto a hacer en el caso de Libia. Y lo ha hecho, a pesar de que el jueves pasado los ministros de Defensa de la OTAN (ella incluida) decidieron en Bruselas que la operación 'Protector Unificado' que se desarrolla en el país magrebí desde el pasado marzo continuaría de momento (aunque también admitieron que ya se está acercando el fin de la misma).
Y, además, ha tomado esta decisión (teóricamente con el visto bueno del Mando de Operaciones que dirige la operación en Libia) a pesar de que, a finales de agosto, tanto ella como la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, aseguraron que no habría retirada por parte de España, aunque ambas mostraron su interés en que la misión debía concluir cuanto antes, puesto que los objetivos de la misma ya se habían alcanzado (y, todo sea dicho de paso, a España le estaba costando medio millón de euros al día)...
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