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Joseph Pulitzer

domingo, 30 de octubre de 2011

El Papa destaca la labor de los capellanes militares en las zonas en conflicto

Aunque ya han pasado unos días desde que publiqué este artículo en Atenea Digital, lo cuelgo ahora en el blog porque me parece interesante. Algunos ya lo habréis leído, así que, perdón por mi 'insistencia'. (Sí, vaaale, tengo el blog un pelín desactualizado; es por falta de tiempo...). Y el artículo, en definitiva, dice así:

No se anduvo con rodeos Benedicto XVI en la Audiencia que concedió el sábado pasado a los participantes en el VI Congreso Internacional de Ordinariatos Militares (denominación canónica de las diócesis castrenses) que se ha celebrado en Roma durante el jueves y el viernes. A pesar de su avanzada edad, al Papa no le tembló la voz a la hora de reivindicar el papel de los capellanes militares como actores esenciales para promover la “reconciliación y el perdón” en aquellos países que han sufrido un conflicto.

Y es que, tan sólo un día después de que la Santa Sede valorase la muerte de Muamar el Gadafi como el final de una “fase trágica y demasiado larga de sangrienta lucha por el derrocamiento de un régimen duro y opresivo”, el Sumo Pontífice quiso subrayar precisamente que una “eficaz colaboración entre organizaciones humanitarias y responsables religiosos desarrolla fecundas energías tendentes a aliviar las asperezas de los conflictos”.

Las palabras del Papa, 25 años después de que su antecesor, Juan Pablo II promulgase la Spirituali Militum Curae (SMC), una Constitución Apostólica que fomentaba y regulaba la labor pastoral en el ámbito de las Fuerzas Armadas, cobraban, por tanto, más sentido que nunca. El pueblo libio, ya sin Gadafi, hace frente a una nueva etapa en la que la reconciliación y el perdón serán factores decisivos para el futuro del país.

Y es precisamente en ese contexto, en el de las zonas en conflicto en las que “tantos hombres y mujeres en uniforme, llenos de fe en Jesús, quieren promover la paz y se empeñan como verdaderos discípulos de Cristo para servir a su propia nación favoreciendo la promoción de los fundamentales derechos humanos de los pueblos”, donde se enmarca, según Benedicto XVI, “la relación entre el derecho humanitario y los capellanes militares”.

Porque, a juicio del Papa, y así lo puso de manifiesto ante los máximos representantes de los Ordinariatos Militares, “la sola dinámica del derecho no es suficiente para restablecer el equilibrio perdido”. Por ello, y aunque la misión del capellán castrense no se circunscribe únicamente a proporcionar asistencia religiosa a los militares que participan en operaciones internacionales, Benedicto XVI subrayó la importancia de su misión en aquellos lugares en los que, como consecuencia de las “devastadoras laceraciones producidas por las guerras”, la “dignidad humana con frecuencia es ultrajada y la paz asolada”.

A modo de colofón, Benedicto XVI destacó que “la obra de evangelización en el mundo militar requiere una creciente asunción de responsabilidad” para llevar a cabo “un anuncio siempre nuevo, convencido y alegre de Jesucristo, única esperanza de vida y de paz para la humanidad”. En este sentido, el Papa insistió en la importancia de que los Ordinariatos Militares “favorezcan una renovación general de los corazones, presupuesto de esa paz universal a la que todo el mundo aspira”.

En el VI Congreso Internacional de Ordinariatos Militares participaron, por parte de España, el arzobispo castrense, Juan del Río Martín, y el vicario general de la diócesis, Pablo Panadero. Monseñor Del Río, a quien le fue encomendada una de lasponencias del Congreso, destacó que la asistencia religiosa en las Fuerzas Armadas “es un derecho del militar creyente” y no “el fruto de ningún privilegio, ni de concesiones de un determinado régimen político”. Por ello, el arzobispo castrense español instó a sus homólogos de otros países a “alejar complejos eclesiásticos o sociales que nos imposibilitan para ser transparentes a la hora de comunicar a Cristo a un colectivo tan organizado y sensible como es el militar”.

¿Qué son los Ordinariatos Militares?
Según la Constitución Apostólica Sipirituali Militum Curae ‘Sobre la Asistencia Espiritual a los Militares’, promulgada por Juan Pablo II hace ahora 25 años, los Ordinariatos Castrenses son Iglesias particulares para regular la atención pastoral a los militares (considerados estos como un “grupo social” con unas “condiciones peculiares de  vida”, motivo por el cual “necesitan una concreta y específica forma de asistencia espiritual”). Al frente de cada Ordinariato militar hay un Ordinario, dotado de dignidad episcopal.

Según explica a Atenea Digital el capellán castrense Víctor Seoane, experto en Derecho Canónico, “en el caso de España, el histórico Vicariato Castrense, que nace en la Edad Moderna al mismo tiempo que nuestros Tercios, pasó a denominarse, después de la constitución apostólica Spirituali Militum Curae, Arzobispado Castrense de España”. “De dicho Arzobispado –prosigue-, que es una diócesis personal, son fieles todos los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que profesan la religión católica; así como sus familias”.

Al servicio de todos ellos se encuentran los capellanes castrenses, cariñosamente conocidos como ‘páter’, que reciben su formación en el Seminario que la diócesis castrense tiene en Madrid. El actual arzobispo  es don Juan del Río Martín que desempeña esta labor de “servidor de los militares”, como a él le gusta definirla, desde hace tres años.

En el año 1985, la Congregación para los Obispos (uno de los órganos de gobierno del Vaticano) creó el Consejo Central de los Ordinarios Militares para que se encargase, entre otros cometidos, de coordinar la acción pastoral de los Ordinariatos Castrenses y la aprobación de sus estatutos, porque aunque todos tienen unas líneas de acción comunes, según la SMC “no puede haber unas mismas normas para todas las naciones, puesto que el número de fieles católicos que pertenecen a las Fuerzas Armadas no es el mismo en todas partes y las circunstancias difieren mucho entre sí según los distintos lugares”. “Así por ejemplo, los Estatutos del Arzobispado Castrense de España fueron publicados en enero de 1988 como resultado de la armonización de la Spirituali Militum Curae y los Acuerdos iglesia-Estado de 1979”, matiza el páter Seoane.


Los representantes de los Ordinariatos Militares se reúnen periódicamente para poner en común las actividades de sus respectivas iglesias particulares y fomentar la pastoral castrense en todas y cada una de ellas. En la actualidad hay 36 Ordinariatos Militares en todo el mundo: 11 en América Latina (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Paraguay, Perú, República Dominicana y Venezuela); 2 en América del Norte (Canadá y Estados Unidos); 15 en Europa (Alemania, Austria, Bélgica, Bosnia-Herzegovina, Croacia, Eslovaquia, España, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Hungría, Italia, Lituania, Polonia y Portugal); 3 en Asia (Corea del Sur, Filipinas e Indonesia); 3 en África (Kenia, Sudáfrica y Uganda); y 2 en Oceanía (Australia y Nueva Zelanda).

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