No se anduvo con rodeos
Benedicto XVI en la Audiencia que concedió el sábado pasado a los participantes
en el VI Congreso Internacional de Ordinariatos Militares (denominación
canónica de las diócesis castrenses) que se ha celebrado en Roma durante el
jueves y el viernes. A pesar de su avanzada edad, al Papa no le tembló la voz a
la hora de reivindicar el papel de los capellanes militares como actores
esenciales para promover la “reconciliación y el perdón” en aquellos países que
han sufrido un conflicto.
Y es que, tan sólo un día
después de que la Santa Sede valorase la muerte de Muamar el Gadafi como el
final de una “fase trágica y demasiado larga de sangrienta lucha por el
derrocamiento de un régimen duro y opresivo”, el Sumo Pontífice quiso subrayar
precisamente que una “eficaz colaboración entre organizaciones humanitarias y
responsables religiosos desarrolla fecundas energías tendentes a aliviar las
asperezas de los conflictos”.
Las palabras del Papa, 25
años después de que su antecesor, Juan Pablo II promulgase la Spirituali Militum Curae (SMC), una Constitución Apostólica que fomentaba y regulaba la
labor pastoral en el ámbito de las Fuerzas Armadas, cobraban, por tanto, más
sentido que nunca. El pueblo libio, ya sin Gadafi, hace frente a una nueva
etapa en la que la reconciliación y el perdón serán factores decisivos para el
futuro del país.
Y es precisamente en ese
contexto, en el de las zonas en conflicto en las que “tantos hombres y mujeres
en uniforme, llenos de fe en Jesús, quieren promover la paz y se empeñan como
verdaderos discípulos de Cristo para servir a su propia nación favoreciendo la
promoción de los fundamentales derechos humanos de los pueblos”, donde se
enmarca, según Benedicto XVI, “la relación entre el derecho humanitario y los
capellanes militares”.
Porque, a juicio del Papa, y
así lo puso de manifiesto ante los máximos representantes de los Ordinariatos
Militares, “la sola dinámica del derecho no es suficiente para restablecer el
equilibrio perdido”. Por ello, y aunque la misión del capellán castrense no se
circunscribe únicamente a proporcionar asistencia religiosa a los militares que
participan en operaciones internacionales, Benedicto XVI subrayó la importancia
de su misión en aquellos lugares en los que, como consecuencia de las
“devastadoras laceraciones producidas por las guerras”, la “dignidad humana con
frecuencia es ultrajada y la paz asolada”.
A modo de colofón, Benedicto
XVI destacó que “la obra de evangelización en el mundo militar requiere una
creciente asunción de responsabilidad” para llevar a cabo “un anuncio siempre
nuevo, convencido y alegre de Jesucristo, única esperanza de vida y de paz para
la humanidad”. En este sentido, el Papa insistió en la importancia de que los
Ordinariatos Militares “favorezcan una renovación general de los corazones,
presupuesto de esa paz universal a la que todo el mundo aspira”.
En el VI Congreso
Internacional de Ordinariatos Militares participaron, por parte de España, el
arzobispo castrense, Juan del Río Martín, y el vicario general de la diócesis,
Pablo Panadero. Monseñor Del Río, a quien le fue encomendada una de lasponencias del Congreso, destacó que la asistencia religiosa en las Fuerzas
Armadas “es un derecho del militar creyente” y no “el fruto de ningún
privilegio, ni de concesiones de un determinado régimen político”. Por ello, el
arzobispo castrense español instó a sus homólogos de otros países a “alejar
complejos eclesiásticos o sociales que nos imposibilitan para ser transparentes
a la hora de comunicar a Cristo a un colectivo tan organizado y sensible como
es el militar”.
¿Qué son los Ordinariatos
Militares?
Según la Constitución
Apostólica Sipirituali Militum Curae ‘Sobre la Asistencia Espiritual a los Militares’,
promulgada por Juan Pablo II hace ahora 25 años, los Ordinariatos Castrenses son
Iglesias particulares para regular la atención pastoral a los militares (considerados
estos como un “grupo social” con unas “condiciones peculiares de vida”, motivo por el cual “necesitan una
concreta y específica forma de asistencia espiritual”). Al frente de cada Ordinariato
militar hay un Ordinario, dotado de dignidad episcopal.
Según explica a Atenea
Digital el capellán castrense Víctor Seoane, experto en Derecho Canónico, “en
el caso de España, el histórico Vicariato Castrense, que nace en la Edad
Moderna al mismo tiempo que nuestros Tercios, pasó a denominarse, después de la
constitución apostólica Spirituali Militum Curae, Arzobispado Castrense de
España”. “De dicho Arzobispado –prosigue-, que es una diócesis personal, son
fieles todos los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que
profesan la religión católica; así como sus familias”.
Al servicio de todos ellos
se encuentran los capellanes castrenses, cariñosamente conocidos como ‘páter’,
que reciben su formación en el Seminario que la diócesis castrense tiene en
Madrid. El actual arzobispo es don Juan
del Río Martín que desempeña esta labor de “servidor de los militares”, como a
él le gusta definirla, desde hace tres años.
En el año 1985, la
Congregación para los Obispos (uno de los órganos de gobierno del Vaticano) creó
el Consejo Central de los Ordinarios Militares para que se encargase, entre
otros cometidos, de coordinar la acción pastoral de los Ordinariatos Castrenses
y la aprobación de sus estatutos, porque aunque todos tienen unas líneas de
acción comunes, según la SMC “no puede haber unas mismas normas para todas las
naciones, puesto que el número de fieles católicos que pertenecen a las Fuerzas
Armadas no es el mismo en todas partes y las circunstancias difieren mucho
entre sí según los distintos lugares”. “Así por ejemplo, los Estatutos del
Arzobispado Castrense de España fueron publicados en enero de 1988 como resultado
de la armonización de la Spirituali
Militum Curae y los Acuerdos iglesia-Estado de 1979”, matiza el páter
Seoane.
Los representantes de
los Ordinariatos Militares se reúnen periódicamente
para poner en común las actividades de sus respectivas iglesias particulares y
fomentar la pastoral castrense en todas y cada una de ellas. En la actualidad
hay 36 Ordinariatos Militares en todo el mundo: 11 en América Latina
(Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Paraguay,
Perú, República Dominicana y Venezuela); 2 en América del Norte (Canadá y
Estados Unidos); 15 en Europa (Alemania, Austria, Bélgica, Bosnia-Herzegovina,
Croacia, Eslovaquia, España, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Hungría, Italia,
Lituania, Polonia y Portugal); 3 en Asia (Corea del Sur, Filipinas e Indonesia);
3 en África (Kenia, Sudáfrica y Uganda); y 2 en Oceanía (Australia y Nueva
Zelanda).