El secuestro de los dos periodistas españoles Javier Espinosa y Ricardo García, anunciado esta mañana por El Mundo, y de Marc Marginedas, del que informó El Periódico de Cataluña el pasado 4 de septiembre, ha reabierto el debate sobre la protección de los profesionales de la información que realizan la cobertura informativa de países en conflicto.
En el caso concreto de Siria (donde han sido secuestrados los tres periodistas españoles), en la actualidad es "el país más peligroso del mundo" para los comunicadores, según el informe 'Periodismo en Siria, ¿misión imposible?' de Reporteros Sin Fronteras (RSF).
De acuerdo con el recuento efectuado por esta organización, desde marzo de 2011 (cuando comenzaron las protestas contra el régimen del presidente Bassar al-Assad) hasta el momento actual, "más de 110 trabajadores de la información han sido asesinados en el cumplimiento de su deber", y más de 60 "están detenidos, secuestrados o desaparecidos".
A pesar de que en el ámbito internacional existen una serie de leyes y organismos que deberían garantizar la protección de los periodistas que realizan la cobertura informativa de conflictos armados, la realidad es que esos mecanismos del derecho internacional humanitario no llegan a ser lo suficientemente efectivos.
Las cifras hablan por sí solas. Según RSF, en lo que llevamos de año 67 periodistas han sido asesinados en todo el mundo "a causa de su labor periodística", la mayor parte de ellos... (seguir leyendo).
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