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Tropas españolas en Um Qsar (Foto: Ministerio de Defensa) |
El diario El País publicó ayer unas supuestas imágenes de soldados españoles maltratando a un prisionero que, supuestamente también, estaba encarcelado en la base española de Diwaniya, en Irak, en el año 2004, cuando las tropas españolas estaban desplegadas en el país asiático en el marco de la operación Libertad Iraquí.
Con respecto al contenido de las imágenes, está claro que, en caso de ser ciertas, deberá llevarse a cabo una investigación (según Europa Press, el Ministerio de Defensa ya ha anunciado que las investigará), pero yo, personalmente, me hago algunas preguntas: si realmente eso ocurrió, ¿por qué se ha esperado tanto tiempo para denunciarlo? ¿Qué interés puede tener la persona que las haya filtrado o, incluso, la persona que haya confirmado ahora, diez años después, su veracidad? (Al parecer, El País disponía de esta información pero no había podido confirmarla, como aseguraba ayer el compañero Miguel González, autor de la información, a través de su perfil en la red social Twitter). ¿Por qué esos hechos no fueron investigados por los ministros de Defensa, no sólo del Partido Popular (Federico Trillo era el que probablemente estaba al frente del Ministerio cuando ocurrieron los hechos), sino también del Partido Socialista (José Bono, José Antonio Alonso o Carme Chacón) que ocuparon la cartera de Defensa en los años posteriores a Trillo?
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Comentario de Miguel González sobre la información difundida por El País |
Pero, como las imágenes serán investigadas y sólo entonces sabremos realmente qué ocurrió, es necesario hacer una precisión a la información publicada ayer por El País, en la que se daba a entender que la intervención española en Irak no estaba en el marco de la legalidad. De hecho, en el tercer párrafo de la información publicada por El País en su edición digital se dice expresamente que "la participación en la guerra de Irak" nada tuvo que ver con la participación en las guerras de Bosnia o Afganistán, porque "no sólo se hizo sin el aval de la ONU y con la abrumadora oposición de la opinión pública española, sino que llevó a los militares españoles a colaborar con las fuerzas estadounidenses de ocupación" (como se puede ver en la imagen 1). Y eso sí que no es cierto, y voy a aclararlo a continuación. Primero, por honradez y ética periodística; segundo, porque se lo debo a todos los soldados del Ejército español con los que he compartido alegrías, penas y miedos en misiones internacionales (y especialmente a los primeros que estuvieron en Irak, en el puerto de Um Qasr, por las atenciones que tuvieron conmigo en la misión de Pakistán y, por supuesto, en ocasiones posteriores).
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Imagen 1 |
La Segunda Guerra del Golfo
El País ha publicado las supuestas imágenes de Diwaniya cuando está a punto de cumplirse el décimo aniversario de la caída de Bagdad y del inicio de la participación de militares españoles en la denominada Segunda Guerra del Golfo o Guerra de Irak (por diferenciarla de la primera). Ambos hechos sucedieron el 9 de abril de 2003. Días antes, el 28 de marzo, nueve días después de que Estados Unidos entrase en guerra con Irak, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó una resolución, la 1472, en la que instaba a la comunidad internacional a que prestase "asistencia humanitaria inmediata al pueblo iraquí". Pero ya antes había dictado otras resoluciones que avalaban la participación de militares españoles en este conflicto, participación que no se produjo durante la guerra, sino cuando ésta concluyó, como explicaré a continuación.
La guerra emprendida por George W. Bush contra Saddam Hussein (un asunto que dejó pendiente su padre, George Bush, tras la Primera Guerra del Golfo) había devastado Irak y era necesario, sobre todo, ayudar a la población civil que se había visto afectada por el conflicto. De ahí la Resolución 1472 mencionada anteriormente. El argumento esgrimido por Estados Unidos para intervenir en Irak fue la negativa de Saddam a proceder al desarme que le exigía Naciones Unidas en diferentes resoluciones (principalmente la 687, de 1991), tras haber empleado, en 1988, armas de destrucción masiva (en concreto armas químicas como el gas sarín o el gas mostaza) contra el pueblo kurdo de la localidad de Halabja.
La Resolución 1441, del 8 de noviembre de 2002, daba una especie de ultimátum a Saddam Hussein, que no se había mostrado 'demasiado colaborador' con los inspectores de la Comisión de las Naciones Unidas de Vigilancia, Verificación e Inspección (UNMOVIC) y del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) que debían verificar el desarme del régimen; es decir, que debían comprobar que en Irak no había armas de destrucción masiva.
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Imagen 2 |
Apoyo político vs participación militar
Todos los organismos internacionales dieron credibilidad a este argumento, aunque luego resultó ser falso. En Irak no había armas de destrucción masiva. El propio George W. Bush lo admitió años después, a pesar, incluso, de que las tropas estadounidenses que sí intervinieron en la Segunda Guerra de Irak localizaron, a primeros de abril, un camión cargado con dos misiles prohibidos Al Samud en el sur de Bagdad, así como manuales sobre la producción de gases venenosos y máscaras antigás en los campamentos de la organización islámica Ansar al Islam. Eso es, al menos, lo que le comunicaron al entonces ministro de Defensa español, Federico Trillo,en el informe confidencial que se puede ver en la imagen 2.
Antes de continuar, es preciso hacer una distinción: una cosa es el apoyo político que el entonces presidente del Gobierno español, José María Aznar, dio a Estados Unidos para que proclamase e hiciese la guerra contra Saddam Hussein (hecho que se materializó el 16 de marzo de 2003 en la célebre foto de las Azores), un apoyo que, como todos podrán deducir, no era necesario para que George W. Bush emprendiese su particular cruzada contra Saddam Hussein pero que, quizás, respondía a algún favor que Estados Unidos había hecho a España y ése era el momento de devolverlo (a buen entendedor, pocas palabras); y otra cosa bien distinta es la participación de militares en la guerra, hecho éste que nunca se produjo. Los primeros militares españoles pusieron pie en territorio iraquí el día 9 de abril, cuando Bagdad cayó oficialmente, cuando la guerra se dio por finalizada, y cuando Naciones Unidas ya había pedido a la comunidad internacional "asistencia humanitaria inmediata al pueblo iraquí".
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Imagen 3 |
Los militares españoles no intervinieron en la guerra
Insisto: las Fuerzas Armadas españolas no participaron en la Guerra de Irak, y su intervención, tras la guerra, se desarrolló bajo el paraguas de Naciones Unidas. Es más, el propio Gobierno socialista, el mismo que sacó precipitadamente a los militares de Irak en 2004 (en cuanto accedió al poder) y que acusó a Aznar de haber implicado a España en una guerra "injusta e ilegal", reconoció esto mismo que yo estoy diciendo. Me explico: en el año 2004, tras ganar las elecciones, el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero elaboró un Real Decreto-Ley sobre indemnizaciones a los participantes en operaciones internacionales de paz y seguridad, en cuya memoria justificativa se detallaban las diferentes misiones en las que habían participado las Fuerzas Armadas Españolas.
Y, he aquí la sorpresa. Según este documento, firmado por siete ministros de Zapatero (como se puede ver en la imagen 3) la participación española en la Guerra de Irak (o Segunda Guerra del Golfo) estaba avalada por Naciones Unidas (imagen 4), mientras que la participación en la Primera Guerra del Golfo (gobernaba entonces Felipe González) no lo fue (imagen 5). Creo que no es necesaria ninguna aclaración más.
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Imagen 4 |
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Imagen 5 |
En 21 de marzo de 2011 también publiqué una aclaración similar, en Atenea Digital, bajo el título
'Los militares españoles que fueron a Irak en 2003 también lo hicieron bajo el paraguas de la ONU'.