Según la Real Academia Española (RAE), un demagogo es un "orador revolucionario que intenta ganar la influencia mediante discursos que agiten a la plebe". Aunque siempre los ha habido (y siempre los habrá), en los tiempos que corren están 'emergiendo' muchos demagogos con discursos fáciles que agitan a las masas utilizando como argumento principal la indeseada crisis económica por la que atraviesa nuestro país.
Pues bien, en mi humilde opinión, el calificativo 'demagogo' es el que yo emplearía para definir a las cientos (¿o quizás miles?) de personas que el sábado pasado, aprovechando la celebración del acto central del Día de las Fuerzas Armadas, salieron a la calle en Valladolid para manifestarse en contra de los gastos militares (en virtud, por supuesto, de su derecho constitucional a expresar libremente sus opiniones).
Y también en virtud de ese derecho fundamental, constitucionalmente reconocido y protegido, yo voy a manifestar mi opinión al respecto, con la confianza de que, en caso de haber alguna crítica hacia mi persona, sea, al igual que yo voy a hacer, respetuosa y argumentada. Y mi primer argumento para desmontar la tesis de los manifestantes del pasado sábado es aclarar algunos de los conceptos que exhibían en la pancarta con la que abrían su acto de protesta...
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