Las comparaciones son odiosas, pero a veces no queda más remedio que hacerlas. Aquí os dejo el artículo que publiqué el pasado lunes en el diario digital 'Atenea. Seguridad y Defensa'. Hay cosas que deben ser matizadas. Creo que tras leer este breve análisis se comprenderán mejor algunas de ellas...
Los militares españoles que fueron a Irak en 2003 también lo hicieron bajo el paraguas de la ONU
La participación militar española en el conflicto libio hace que muchos estén comparando esta situación con la que se produjo en Irak en el año 2003. El ´no a la guerra´ ha vuelto a resurgir (con posturas a favor y en contra) y lo ha hecho con fuerza en redes sociales como Twitter. Las comparaciones entre ambos conflictos se suceden y es conveniente matizar algunos aspectos que están siendo objeto de controversia. Sobre todo para que no se estigmatice a unos militares que fueron a Irak a cumplir con su misión, avalada, y esto es lo que hay que dejar claro, por las Naciones Unidas.
Sin entrar a valorar las posiciones políticas que en 2003 y ahora en 2011 han decidido respaldar las intervenciones militares españolas en Irak, entonces, o en Libia, ahora, sí hay que incidir en la idea de que el Ejército español no participó en la denominada 2ª Guerra de Irak, sino que puso pie en territorio iraquí cuando ya había caído Bagdad, la capitán iraquí. Caída que supuso el fin teórico del conflicto bélico.
Hay que distinguir, por tanto, el apoyo político que el Gobierno español dio a Estados Unidos y a Reino Unido (la célebre foto de las Azores) para participar en una guerra que no contaba con el aval de Naciones Unidas, y la misión militar española que se llevó a cabo en el denominado país de los cedros. Bagdad cayó el 9 de abril de 2003 (la imagen simbólica fue el derrumbamiento de una estatua del dictador Sadam Husein en el centro de la capital), 20 días después de que se iniciase la intervención militar liderada por Estados Unidos. En esta parte del conflicto, la guerra propiamente dicha, no hubo participación española.
Los militares españoles pusieron pie en tierra en el puerto de Um Qsar el mismo día que cayó Bagdad. Y lo hicieron en virtud de la Resolución 1472 aprobada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el día 28 de marzo. En ella se instaba a la comunidad internacional a que prestase asistencia humanitaria inmediata al pueblo iraquí, y eso fue lo que hicieron los militares españoles, prestar ayuda humanitaria, no sólo repartiendo alimentos y medicinas entre la población civil; también prestaron asistencia sanitaria en el hospital de campaña que se instaló en la localidad de Um Qsar para atender al personal iraquí que había resultado herido como consecuencia del enfrentamiento bélico.
El contingente español, bajo el mando del contraalmirante Juan Antonio Moreno Susanna, estaba integrado por 900 efectivos de la Armada y del Ejército de Tierra, estos últimos procedentes, en su mayor parte, del Escalón Médico Avanzado de Tierra (EMAT) Centro con sede en Madrid. Los militares llegaron a territorio iraquí a bordo del buque de asalto anfibio Galicia, que actuó como hospital de campaña bajo la dirección del entonces teniente coronel Manuel Guiote Linares, a la sazón jefe del EMAT-Centro. Junto al Galicia (que estuvo 72 días prestando ayuda humanitaria) también fueron a Irak el petrolero Marqués de la Ensenada y la fragata Reina Sofía.
Posteriormente se sucedieron otros contingentes españoles (bajo la denominación de brigadas Plus Ultra) cuya misión consistió en contribuir a la estabilización y a la reconstrucción de Irak tras la caída del régimen de Sadam Husein. Y finalmente el denominado CONAPRE (Contigente de Apoyo al Repliegue), que regresó a España a finales de mayo de 2004, cuando el ya presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero ordenó la retirada de las tropas españolas de Irak.
Sin entrar a valorar las posiciones políticas que en 2003 y ahora en 2011 han decidido respaldar las intervenciones militares españolas en Irak, entonces, o en Libia, ahora, sí hay que incidir en la idea de que el Ejército español no participó en la denominada 2ª Guerra de Irak, sino que puso pie en territorio iraquí cuando ya había caído Bagdad, la capitán iraquí. Caída que supuso el fin teórico del conflicto bélico.
Hay que distinguir, por tanto, el apoyo político que el Gobierno español dio a Estados Unidos y a Reino Unido (la célebre foto de las Azores) para participar en una guerra que no contaba con el aval de Naciones Unidas, y la misión militar española que se llevó a cabo en el denominado país de los cedros. Bagdad cayó el 9 de abril de 2003 (la imagen simbólica fue el derrumbamiento de una estatua del dictador Sadam Husein en el centro de la capital), 20 días después de que se iniciase la intervención militar liderada por Estados Unidos. En esta parte del conflicto, la guerra propiamente dicha, no hubo participación española.
Los militares españoles pusieron pie en tierra en el puerto de Um Qsar el mismo día que cayó Bagdad. Y lo hicieron en virtud de la Resolución 1472 aprobada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el día 28 de marzo. En ella se instaba a la comunidad internacional a que prestase asistencia humanitaria inmediata al pueblo iraquí, y eso fue lo que hicieron los militares españoles, prestar ayuda humanitaria, no sólo repartiendo alimentos y medicinas entre la población civil; también prestaron asistencia sanitaria en el hospital de campaña que se instaló en la localidad de Um Qsar para atender al personal iraquí que había resultado herido como consecuencia del enfrentamiento bélico.
El contingente español, bajo el mando del contraalmirante Juan Antonio Moreno Susanna, estaba integrado por 900 efectivos de la Armada y del Ejército de Tierra, estos últimos procedentes, en su mayor parte, del Escalón Médico Avanzado de Tierra (EMAT) Centro con sede en Madrid. Los militares llegaron a territorio iraquí a bordo del buque de asalto anfibio Galicia, que actuó como hospital de campaña bajo la dirección del entonces teniente coronel Manuel Guiote Linares, a la sazón jefe del EMAT-Centro. Junto al Galicia (que estuvo 72 días prestando ayuda humanitaria) también fueron a Irak el petrolero Marqués de la Ensenada y la fragata Reina Sofía.
Posteriormente se sucedieron otros contingentes españoles (bajo la denominación de brigadas Plus Ultra) cuya misión consistió en contribuir a la estabilización y a la reconstrucción de Irak tras la caída del régimen de Sadam Husein. Y finalmente el denominado CONAPRE (Contigente de Apoyo al Repliegue), que regresó a España a finales de mayo de 2004, cuando el ya presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero ordenó la retirada de las tropas españolas de Irak.